domingo, 24 de mayo de 2020

Espesito soviético

Esto iba para post de facebook, pero como no me apetece que la gente comente al buen tun tun —soy idiota la creer que aún levanto cierto interés— y no quería que se perdiese como tantas cosas en los últimos dos meses lo pongo como post de blog y a correr.

Estoy espesito y el calor no ayuda. Al menos produzco como un pequeño stajanovista autónomo trabajando incluso los domingos. Acabo de terminar por ahora. Se me está haciendo difícil volver doblar el espinazo tras este parón de dos meses, aunque ya esté en el ajo todo mayo más o menos.
No puedo leer demasiado y escribir me cuesta. Dejé de dibujar la semana pasada porque me estaba volviendo a exigir mucho a mí mismo. 
Está rondando en mi cabecita cada día más calva escribir algo sobre la URSS para la edición de junio de Línea de Sombra. Sobre una URSS que a lo mejor no existió nunca y que vive en mi imaginación. 
Si bien mis inclinaciones siempre han sido más anarcas, incluso ahora son incluso pragmáticas en algunos asuntos —idea de concentración anulando los extremos—, el comunismo de mi primera edad política, a esa a la que uno se abre a estas cosas —adolescencia y comienzos de la juventud— fue el de los 90, con una Cuba que se presentaba como modelo de ciertas cosas y con Rusia descalabrada en manos de mafiosos y de Yeltsin, e intentando reconstruirse tras eso que Fukuyama llamó el fin de la historia. Nunca me fue atractivo en ese contexto. Puntualmente puede que sí a posteriori y que a día de hoy se ven como cosas del Pleistoceno (anti Maastrich o bases no, más que de fondo que de forma de expresarlo). 
Ahora, que sé mucho más sobre este país de países, con sus luces y sus sombras, pero sobre todo en su gris, me apetece escribir de mi idea creada a partir de su demonización que oí durante mi infancia, la defenestración que sufrió tras la caída del muro y el conocimiento de la actual situación en Eurasia, bastante más interesante que la de Occidente o más en concreto a España (donde la única meta común civilizatoria se ha reducido a la pelea del dinero y su gestión, y a un pulso mediático y guerracivilista —conmigo o contra mí— aunque lo quieran disfrazar de debate ideológico).

Sí es muy espeso todo esto. Ya lo he dicho en la primera frase. Quien avisa no es traidor.